Esta sección presenta una serie de prácticas y tecnologías de agricultura sostenible adaptada al clima (ASAC) desde el punto de vista de Manejo de Suelos, posteriormente hablaremos de otros como; manejo del cultivo, manejo del agua, manejo del ganado, silvicultura, pesca y acuicultura y manejo energético.
En general, se considera que prácticas son las maneras de llevar a cabo las labores, por ejemplo, agricultura de precisión, labranza y fertilización, todas ellas son prácticas de ASAC.
Las tecnologías son nuevos materiales introducidos en las nuevas o antiguas prácticas y pueden incluir nuevas variedades tolerantes a la sequía, una raza más resistente de ganado o un nuevo fertilizante de liberación lenta.
Muchos de los puntos de entrada suponen intervenciones a nivel de finca.
Sin embargo, en muchas ocasiones, también es necesario tener en cuenta el manejo de recursos naturales a nivel de paisaje.
En la mayoría de casos habrá una conexión inevitable y deseable entre puntos de entrada.
Mantener o mejorar la salud del suelo es esencial para una agricultura sostenible y productiva. Un suelo ‘saludable’ ayudará a impulsar la producción agrícola sostenible cerca del límite máximo posible, de acuerdo con el tipo de suelo y el clima. Los aspectos clave de un suelo ‘saludable’ incluyen lo siguiente:
En muchas regiones del mundo, la salud del suelo se ve seriamente amenazada por los incrementos en población humana y de ganado. Esto ha causado la intensificación del cultivo de la tierra en áreas con alto potencial, la expansión agropecuaria hacia los bosques y ambientes marginales con suelos frágiles, así como la sobrepoblación de ganado y pastoreo excesivo en pastizales naturales. Por lo que, en combinación con las dificultades que enfrentan los pequeños agricultores respecto a la disponibilidad de insumos nutritivos orgánicos y químicos, estos factores han provocado el deterioro de la salud del suelo a gran escala y, así, de la productividad en esas regiones.
Las mejoras en el manejo del suelo recuperan la salud del suelo y contribuyen a la ASAC desde varias perspectivas importantes:
Productividad:
Todas las intervenciones que mejoren la fertilidad del suelo, la disponibilidad del agua en el suelo y reduzcan la pérdida de la capa superior del suelo, rica en nutrientes, mejorarán directamente la productividad.
En varias partes del mundo, los fenómenos pluviales intensos ya son un hecho común y son un gran riesgo para la escorrentía y erosión del suelo, especialmente en laderas.
Las proyecciones de cambio climático sugieren que es muy probable que la frecuencia y severidad de dichos fenómenos aumente.
Existe una amplia gama de intervenciones relacionadas con el manejo de suelo que ayudan a reducir el riesgo de escorrentía y erosión del suelo, que van desde intervenciones a nivel de finca, como labranza con curvas a nivel o con caballones entrelazados en curvas de nivel, microcuencas y cobertura de la superficie con rastrojos, hasta enfoques a nivel de paisaje, tales como elaboración de terrazas, instalación de mojoneras de piedra en curvas a nivel y reforestación.
El manejo del suelo puede también ayudar a mitigar el cambio climático a través de una serie de intervenciones (Smith et al. 2007). 1
Los suelos son un importante «sumidero» bajo tierra para el secuestro de carbono y las intervenciones en el manejo de los suelos pueden ayudar a sacar partido de esa característica.
Por ejemplo, la incorporación de materia orgánica que se recomienda en la Agricultura de Conservación (Richards et al. 2014, 2 /, la incorporación de árboles en los campos de cultivo y las mejoras en el manejo del pastoreo en pastizales naturales, todas ellas son prácticas que ayudan a incrementar el secuestro de carbono.
La emisión de óxido nitroso, un gas de efecto invernadero (GEI), de los fertilizantes químicos solo se pueden reducir mediante enfoques integrales del manejo de fertilizantes nitrogenados, como el Manejo Integrado de la Fertilización del Suelo, por ejemplo (Fairhurst 2012; 3 Roobroeck et al. 2015. 4 ) con el cual sus defensores lograron reducir la cantidad y aplicaron el fertilizante nitrogenado químico más estratégicamente.
Se sabe que los arrozales de tierras bajas con sumersión mantienen mucho más el carbono del suelo que aquellos arrozales que pasan por los ciclos de humectación y secado que se llevan a cabo en el cultivo de arroz y trigo o en las tierras altas con rotación de maíz y trigo (Ladha et al. 2011).
Fuente: http://es.csa.guide La Guia ASAC
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