Los pronósticos sobre los mercados para el próximo decenio sugieren que una “revolución agrícola digital” será el cambio más novedoso que podría ayudar a conseguir que la agricultura satisfaga las necesidades de la población mundial en el futuro.
“El futuro de la agricultura no será intensivo en insumos sino en tecnología”, pronosticó recientemente José Graziano da Silva, director general saliente de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación –FAO–, en un simposio internacional sobre la transformación digital de la agricultura (agricultura inteligente) que la entidad llevó a cabo en Roma.
En el sector de la agricultura y la alimentación, la difusión de las tecnologías móviles, los servicios de teledetección y el procesamiento distribuido ya están mejorando el acceso de los pequeños productores a la información, los insumos, los mercados, la financiación y la capacitación. Las tecnologías digitales (agricultura inteligente) están creando nuevas oportunidades para integrar a los pequeños agricultores en un sistema agroalimentario de base digital (USAID, 2018).
En todos los ámbitos de los agronegocios, la innovación está permitiendo a los agricultores ser más eficientes para producir más granos, al tiempo que administran mejor los insumos y cuidan mejor el ambiente
Los últimos años han sido una tendencia en toda la agroindustria, dejar de mirarse el ombligo para ver cuánto más producía, y empezar a fijarse también en el impacto que deja el camino productivo. Así, se empezó a hablar de huellas ambientales y trazabilidad.
En este derrotero, ha sido de gran ayuda la impronta tecnológica en pos de la recolección de datos que aportan las maquinarias agrícolas pero también poderosos software que procesan esos datos de interés para convertirlos en información que llega en bandeja a los tomadores de decisiones para convertirlas en dinero.
Así, se puede mencionar que las cosechadoras han ido aumentando su ancho de labor y su potencia, pero las principales innovaciones que han presentado los fabricantes de todo el mundo están vinculadas a un ajustado paquete de agricultura de precisión y gestión de datos.
Hasta hace unos años parecía ciencia-ficción, pero hoy es moneda corriente que el dueño de una cosechadora o una flota de maquinarias (sean tractores, sembradoras, cosechadoras o pulverizadoras), puede saber dónde está esa máquina y qué está haciendo en tiempo real desde su teléfono inteligente o tableta.
También están subidas a la ola tecnológica las pulverizadoras, que hoy están en la mira de la sociedad porque son los que sirven para aplicar productos fitosanitarios que permiten proteger a las plantas de plagas y enfermedades.
Muchas cuentan con un semáforo (literal) que, a partir de una colorimetría similar a la utilizada para ordenar el tránsito, advierte si, de acuerdo con las condiciones climáticas (viento, humedad relativa, temperatura) se puede hacer o no la aplicación.
Esto tiene dos beneficios: por un lado, el ambiental, porque si no están dadas las condiciones el producto se vuela e irá a parar a poblados o campos vecinos. Pero por otro, porque si se “vuela” hacia otro destino, no estará cayendo como debería en donde el productor lo necesita por lo que será, literalmente, plata tirada a la basura.
Las propias pulverizadoras a partir de una lectura inteligente con sensores en sus “alas aplicadoras”, pueden hacer una aplicación selectiva de herbicidas, esto es, tirar producto sólo donde hay problemas, o sea, malezas. Con esto se han visto ahorros de hasta 80% de producto, con el consiguiente beneficio económico y ambiental.
En el caso de las sembradoras, tampoco se quedan atrás. Porque han incorporado tecnología para hacer una especie de servicio “puerta a puerta” de la semilla. Hoy, el productor puede saber si cada una de las 55.000 semillas por hectárea que está implantando (por ponerle un número a la densidad), fue sembrada a la distancia y profundidad deseada, al tiempo que conoce densidad del suelo, temperatura y humedad (factores clave para la germinación posterior).
Toda esta información, desde que se planta una semilla hasta que está puesta en el camión o en una bolsa plástica (o silobolsa) para guardarla esperando el momento de venta, vale oro, y permite ahorrar mucho dinero, pero también permite a los que trabajan bien, demostrarlo. Es una especie de certificado.
Ahora bien, como último eslabón hay que hablar de la capacitación para entender mejor cómo funcionan todas estas innovaciones y usarlas al cien por ciento. En esto están trabajando las empresas de insumos (que recomiendan cómo hacer el uso de sus productos) y las de maquinaria, a través de videos, charlas, capacitaciones on line y todo lo que puedan echar mano.
Aspectos a considerar para elegir la mejor capacitación
Al existir en la actualidad una gran oferta de eventos de capacitación agrícola y transferencia de tecnología, la pregunta que salta a la vista es la siguiente: ¿qué aspectos se deben considerar para elegir una u otra institución de capacitación agrícola?, la respuesta a esta cuestión es un tanto compleja, debido a que se deben considerar varios aspectos antes de elegir la mejor opción. En adelante se explicarán algunos puntos que pueden servir para una adecuada elección:
Experiencia y prestigio de la institución.
Un punto importante a considerar antes de elegir cualquier institución de capacitación, es sin duda su trayectoria, prestigio y experiencia en la organización de eventos de calidad. Esto puede averiguarse al solicitar referencias a personas que hayan asistido a los eventos organizados o directamente a la institución, ya sea mediante su web, redes sociales o vía telefónica.
Oferta y contenido de los eventos.
Los eventos que ofrezca la institución deben estar orientados a resolver los problemas que enfrenta la agricultura en las diversas áreas que la componen. Asimismo, los temas que se aborden encada uno de ellos tienen que ser actuales, innovadores, precisos, prácticos, y sobretodo, deben cubrir la necesidad de quien asiste a ellos.
Contenido de las ponencias.
Las ponencias del evento deben tener un contenido meramente técnico-práctico; sin hacer alusión a ningún producto, marca o empresa comercial. En ellas se deben proporcionar las herramientas y metodologías que ayuden al asistente a formar un criterio en su toma de decisiones para resolver los problemas a los que se enfrentan en el campo.
Calidad de los ponentes. Es indispensable que los ponentes o expositores cuenten con prestigio y/o experiencia en el tema que exponen durante el evento; además de tener la habilidad de trasmitirlo en términos prácticos y sencillos para su aplicación inmediata en campo, así como resolver dudas o problemas que enfrenten los asistentes. Contar con el resumen de la trayectoria de los ponentes ayudará a dimensionar su calidad y permitirá definir la pertinencia de asistir al evento en el que se presentará.
Profesionalismo de la institución.
Las personas que integran la organización al evento deben ser muy profesionales con su trabajo y en todo momento a apoyar a quien asiste, para hacer de ello una grata experiencia en todos los sentidos. De igual manera, los procesos para la inscripción y asistencia deben siempre ser acompañados y detallados para hacer todo el proceso más sencillo, con la finalidad de que la única preocupación del asistente sea la de aprender.
Área comercial. Los eventos que organice la institución pueden o no tener un área comercial, ya que el evento puede servir como un punto de encuentro entre el sector productivo y comercial. Pero en ningún punto se debe tener inclinación por alguna empresa o marca comercial, además de que deben interferir con el desarrollo normal del evento y su contenido técnico.
Adaptabilidad e innovación. En la actualidad una institución de capacitación agrícola debe adaptarse a los requerimientos de los propios clientes y a las nuevas tecnologías, es decir, en caso de requerir una capacitación personalizada (empresas, agrícolas o particulares) deberá de ser capaz de organizar un evento que se ajuste a las necesidades del cliente, con los ponentes de mayor calidad. Por otro lado, también debe de utilizar las nuevas herramientas tecnológicas a su alcance para lograr un mayor alcance dentro y fuera del país en el que opera, con el propósito de capacitar a más personas.
Mejora constante. Como institución de capacitación, debe tener la capacidad de mejorar la organización y calidad de sus eventos día con día para ofrecer un servicio de calidad que, permita a quien asiste aprender de la manera más práctica posible y con el mayor confort.
Costo/Beneficio. Muchas personas, incluso empresas, consideran que la capacitación es un gasto y no una inversión, siendo que esta formación teórica-práctica les podría traer múltiples beneficios como son: reducción en la curva de aprendizaje; reducción de errores, accidentes o pérdidas de su producción; conocimiento de nuevas innovaciones y aplicaciones prácticas para mejorar la productividad; relaciones interpersonales con personas del medio productivo y comercial, entre otros.
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Fuentes:
Redacción, (julio 10 del 2020) “Agricultura inteligente”, Recuperado de: http://agriculturadelasamericas.com/uncategorized/agricultura-inteligente/
Infobae, (Marzo 2020) “El uso de la tecnología en el agro: la llave para ser rentables y sustentables”, Recuperado de https://www.infobae.com/campo/2020/03/16/el-uso-de-la-tecnologia-en-el-agro-la-llave-para-ser-rentables-y-sustentables/
Equipo Editorial INTAGRI, (2017), “¿Cómo Elegir la Mejor Capacitación Agrícola?” Recuperado de https://www.intagri.com/articulos/noticias/como-elegir-la-mejor-capacitacion-agricola