Agronomos UDG 73-78 Generales Abrazar un Árbol

Abrazar un Árbol

Abrazarse a un árbol parece una ridiculez, pero si lo es, bienvenida sea esta bendita locura que, así, a voz de pronto, aunque solo sea por pensar que es una bobería está ayudándonos a sonreír y a sentirnos más cerca de la naturaleza que nos rodea.

Lejos de serlo, la costumbre de abrazar un árbol tiene algo mágico, de comunión con la naturaleza. Se remonta a la noche de los tiempos y está vinculada a los beneficios que puede proporcionarnos interactuar con el entorno verde.

En este sentido, abrazar un árbol es una bonita y beneficiosa manera de finalizar un paseo por el campo o, por qué no, de iniciarlo. Cualquier momento es «el momento», ese instante perfecto para rodear un árbol con nuestros brazos.

Energía positiva y poder terapéutico

Son muchas las culturas milenarias que consideran el árbol como parte central de la vida en la Tierra. No en vano, desde un enfoque evolutivo, los antepasados del ser humano tuvieron su morada en ellos.

Aquellas creencias se consideran hoy una rica sabiduría, transmitida a lo largo de generaciones como, por ejemplo, ocurre con el taoísmo, que considera el árbol una pieza fundamental de la vida. A ellos les atribuye, además, poderes sanadores.

Hay toda una filosofía alrededor de esta idea. Los poderes terapéuticos del árbol van desde cargarnos de buenas vibraciones hasta su uso como un remedio para curar dolencias, atribuyendo a cada tipo de árbol unas propiedades diferentes.

La ciencia ha confirmado que abrazar a los árboles puede ser beneficioso para tu salud. Pero ¿cómo? Al abrazar a un árbol se altera tu frecuencia vibratoria.

Aunque lo mejor de todo es que abrazar a un árbol no solo es beneficiosos para tu salud, sino que para la de la naturaleza también. Al contrario de lo que popularmente se creía, abrazar a un árbol –o simplemente mantenerte cerca de él– puede mejorar tu salud de diferentes formas. En el libro de Matthew Silverstone, Blinded by Science, se señala que algunos de los beneficios que otorgan los árboles son sus efectos sobre las enfermedades mentales, el Trastorno de Hiperactividad por Déficit Atencional (ADHD en inglés), los niveles de concentración, el tiempo de reacción, la depresión e incluso su capacidad de aliviar los dolores de cabeza.

De acuerdo a diversos estudios citados en el libro, los niños muestran efectos fisiológicos y sicológicos extremos en términos de “mejora de la salud” y “bienestar” cuando interactúan con las plantas. Se registró que los niños funcionan mejor cognitiva y emocionalmente en entornos verdes y tienen una mayor creatividad en áreas verdes.

Un extenso informe de salud pública que estudiaba la asociación entre las áreas verdes y la salud mental también evidenció que “el acceso a la naturaleza puede contribuir significativamente a nuestra capacidad mental y bienestar”.

¿Qué hace la naturaleza para causar tal alivio de nuestros síntomas? Muchos pueden pensar que son los espacios abiertos los que contribuyen a este efecto, pero Silverstone nos muestra que hay algo más que esta teoría. Él explica cómo las propiedades vibratorias de los árboles y las plantas son las que benefician a nuestra salud –y no solo los espacios al abiertos–.

Como todo vibra, las diferentes vibraciones indudablemente afectan los comportamientos biológicos. De acuerdo a Natural News, se ha comprobado que si uno toma un vaso de agua que ha sido tratada con una vibración de 10HZ, los niveles coagulación de su sangre cambiarán inmediatamente tras ingerir esta agua.

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