El eje fundamental de la política dirigida al sector agropecuario fue un conjunto de iniciativas de apoyos a la capitalización de los productores, instrumentadas a través del programa Alianza para el Campo. En ese programa, anunciado el 31 de octubre de 1995, el presidente Zedillo delineó lo que sería el programa para el desarrollo del campo mexicano a largo plazo, esto es, que trascendería su sexenio, de tal forma explicó:
Me da mucho gusto que nos volvamos a reunir, en esta ocasión para conocer el Programa Nacional Agropecuario.
Hoy las organizaciones de productores agropecuarios y el Gobierno Federal damos a conocer un Programa Integral para la Producción Agropecuaria y para el Desarrollo Rural.
Este Programa da pie a una gran Alianza para el Campo; esta Alianza se funda en la convicción de que recuperar la rentabilidad del campo es un imperativo de estrategia económica y, sobre todo, de justicia y de equidad.
Esta Alianza tiene la fuerza de una resuelta participación de los hombres y las mujeres del campo y de sus organizaciones, tiene la fuerza del afán de superación de ustedes y de la voluntad de progreso del campo mexicano.
Los objetivos principales de la Alianza son aumentar progresivamente el ingreso de los productores, incrementar la producción agropecuaria a una tasa superior a la del crecimiento demográfico, producir suficientes alimentos básicos para la población y fomentar las exportaciones de productos del campo. La productividad es esencial para el desarrollo del campo mexicano.
La Alianza establece medios claros para incrementarla a partir de las libres decisiones de los productores agropecuarios.
Esos medios son: facilitar el acceso a nuevas tecnologías, fomentar la capitalización del campo y promover la calidad de sus recursos humanos a través de la capacitación.
Cada área del Gobierno Federal cumplirá su parte para lograr los propósitos de nuestra Alianza.
La Alianza para el Campo obedece a una visión de largo plazo, tendremos resulta- dos en poco tiempo, pero estamos todos conscientes de que será preciso trabajar con perseverancia para alcanzar todas las metas que hoy nos proponemos, y las que también nos propondremos en el futuro.
Retomando el Procampo como la primera acción a largo plazo ligada con los compromisos de México en el marco del Tlcan, el presidente Ernesto Zedillo señaló que:
Fundamentalmente la Alianza pretende imprimir un nuevo dinamismo y una permanencia definitiva al Procampo.
La Alianza establece que la cuota básica de apoyo a Procampo tendrá una duración de 15 años.
Al esquema básico de apoyos de Procampo se podrán añadir tres nuevas modalidades orientadas a la capitalización, a la reconversión productiva y la preservación de los recursos naturales.
El nuevo esquema ampliado y definitivo de apoyos se denominará, como aquí se ha dicho, Produce. Una medida central de la Alianza es un nuevo esquema de financiamiento rural más competitivo y oportuno que propiciará condiciones de igualdad y competitividad ante los productores de otros países.
La Alianza asume que los mexicanos no queremos vivir con la ineficiencia del centralismo, queremos que el nuevo federalismo y la creciente participación de los productores y sus organizaciones sea la base del desarrollo rural.
Por eso, la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural se federalizará. Por eso también todos acogemos con entusiasmo el apoyo de los señores gobernadores a las acciones más importantes de esta Alianza.
Por eso, así mismo, la Alianza está sustentada, sobre todo, en las decisiones de ustedes. Decisiones para emprender la reconversión de cultivos conforme a la vocación de las tierras y las condiciones de los mercados.
Decisiones para fortalecer la sanidad agropecuaria y elevar la calidad y competitividad de nuestros productos. Decisiones para participar y beneficiarse de programas de Uso Eficiente del Agua, de la Energía Eléctrica y del Desarrollo Parcelario.
Con la Alianza modernizaremos la estructura comercial del campo para incrementar la rentabilidad de las unidades productivas, capitalizarlas y lograr mayores márgenes de ganancia para los productores.
Reitero mi compromiso de culminar el Procede antes de que termine el año 2000, y hoy fincamos claramente el compromiso de que el rezago agrario será superado antes de la conclusión de la primera mitad de mi administración.
La Alianza apoyará también, sin duda, el desarrollo social del campo mexicano. Emprenderemos un amplio programa de vivienda rural, que combinará recursos financieros con mano de obra de los beneficiarios.
Construiremos y aprovecharemos espacios educativos y programas docentes para constituir un Sistema Nacional de Capacitación Rural Integral. Además, aplicaremos un programa de atención educativa, especialmente diseñado para los jornaleros agrícolas y sus familias.
En torno a esa propuesta de gobierno habrían de concertarse las aspiraciones de los pobres habitantes del campo, pero con el paso del tiempo se vería que esas políticas estaban orientadas a apoyar más a los productores que practicaban la agricultura comercial y que los productores de medianos y escasos recursos difícilmente gestionarían apoyos para su desarrollo.
La instrumentación del Programa Alianza para el Campo (Pac) inició a partir de enero de 1996 y tuvo como característica fundamental la modificación de raíz de las diversas formas de participación e intervención que el Estado mexicano había establecido en el sector en las últimas décadas.
La diversidad de apoyos y subsidios que fueron planteados para otorgarse de manera directa a los productores agropecuarios para potenciar así sus posibilidades de participar en el mer- cado y de capitalizarse, y cuya aplicación se podría sistematizar en un conjunto de áreas o programas, son:
1. La mecanización.
2. La fertirrigación.
3. La investigación agropecuaria.
4. El mejoramiento ganadero
5. La infraestructura rural.
6. El empleo productivo.
7. La sanidad y comercialización.
8. La conversión de cultivos.
9. El incremento en la productividad y una mayor competitividad comercial.
Se complementaría esa estrategia con una política de desarrollo rural integral, que en el papel pretendía que en el campo hubiera educación, salud y trabajo a través del programa Progresa, para las condiciones más extremas de pobreza, programas de subsidio directo y transparente a la alimentación de los más pobres, como los programas de Diconsa, el Programa de la Tortilla o el Programa de Liconsa.
El programa de alianza para el campo finalmente exhibiría ganadores y perdedores; los ganadores serían: la agricultura comercial altamente tecnificada, los ganaderos exportadores y los proveedores de maquinaria e insumos. Desde luego, los perdedores serían los pequeños y medianos productores.
En resumen, el Pac “Es un programa de subsidios, orientado a propiciar la capitalización, que en el mejor de los casos, servirá para respaldar la acción polarizante y concentradora del mercado, premiando con subsidios a los que de por sí gozan de ventajas comparativas y competitivas y castigando y marginando a los que poco o nada tienen”.
Con esto, se cumplía una vez más el mensaje bíblico denominado “efecto Mateo”: “a todo el que tiene más le será dado, y tendrá abundancia, mientras al que no tiene, se le quitará hasta lo poco que posee”, tal como lo señaló por primera vez hace más de 20 años un profesor de Sociología de la Universidad de Harvard, llamado Robert Merton.
Del libro del Ing. Salvador Mena Munguia
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