La biodiversidad de México sin duda alguna es el baluarte de nuestra agricultura, en ella se sustenta la capacidad productiva de nuestro país.
Si bien es cierto que la tan llevada y traída “Revolución verde” constituyó un parte aguas en el desarrollo tecnológico en materia de producción agropecuaria, también es cierto que la riqueza genética de nuestros cultivos, particularmente en maíz fue el aval para que en el convenio entre la Fundación Rockefeller y la Secretaría de Agricultura de México en 1943 se llevara a cabo; los norteamericanos formaron a nuestros agrónomos a nivel de posgrado y los hicieron investigadores, pero se llevaron toda la diversidad genética de nuestros maíces y constituyeron las grandes empresas transnacionales que hasta la fecha son los principales abastecedores de la semilla mejorada, sin la cual serían inútiles todos los programas de fomento y mejora de la producción agrícola, como punto de partida de las diversas cadenas alimenticias para alimentar a nuestro pueblo.
El conocimiento pleno de nuestros recursos naturales principalmente flora y fauna en el pasado se dio más por interés y vocación de los grandes estudiosos.
Fue así como Don Melchor Ocampo Licenciado en Derecho de profesión con estudios en Francia donde además aprendió agronomía, a su regreso a Michoacán trabajó en su hacienda y se dedicó a la práctica del derecho y a la investigación científica sobre el campo, catalogando la flora y fauna de la región. A 152 años de que las huestes conservadoras pusieran fin a la vida del primer Director de la Escuela Nacional de Agricultura; Don Melchor Ocampo, agrónomo por vocación y abogado de profesión, quien durante la Reforma jugara un papel preponderante en la redacción de las leyes que limitaron la hegemonía eclesiástica y el poder político y económico de una elite que dominaba prácticamente todas las ramas productivas, y que además comprometía la viabilidad de la república como nación libre y soberana.
No obstante su encomienda política, se dio a la tarea de realizar la primera clasificación botánica de las plantas endémicas de nuestro país, actividad que seguramente le dio los méritos para ser designado en 1845 fundador de la primera Escuela de Agronomía en América Latina, aunque nunca ejerció el cargo de Director, ya que físicamente la escuela se abrió un año más tarde y fue Don José Guadalupe Arreola su primer director en funciones.
Don Melchor Ocampo ocupo además el cargo de Gobernador de su Estado natal, Michoacán.
Curiosamente aquí en Jalisco también en el siglo XIX un gran hombre Don Mariano Barcena nativo de Ameca, Jalisco tuvo un perfil similar, practicó y aprendió la botánica en beneficio de la agricultura de Jalisco, dejando como legado amplios estudios sobre el comportamiento de diversos cultivos y su potencial rendidor, particularmente en la región de Ameca, su patria chica.
Estudió Geología y Botánica con Don Gabino Barreda y química con Don Leopoldo Río de la Loza en la Escuela Nacional Preparatoria, su inclinación decidida por la historia natural le conquistó merecida reputación de sabio naturalista.
En 1871 se le expidió diploma como componente de la Sociedad Mexicana de Historia Natural. En 1877 fundó y dirigió el Observatorio Meteorológico, para 1888 fue nombrado secretario de Gobierno de Jalisco y al año siguiente, a la muerte de Ramón Corona, fue gobernador de Jalisco de noviembre de 1889 a octubre de1890.
Los paralelismos y coincidencias en el desempeño de estos dos grandes hombres son interesantes, pero destaca sin duda su gran interés por el desarrollo productivo de nuestra agricultura y el aprecio y cuidado de nuestros recursos naturales, a más de un siglo de su legado suspiramos por gobernantes con esa formación, visión y convicción con la que supieron combinar los intereses de la sociedad y la naturaleza de México en beneficio de ambas.
La obra de Don Melchor Ocampo ha sido valorada por el gremio agronómico de México y desde 1982 se instituyó la medalla al Mérito Agronómico que lleva su nombre.
Con ella, han sido distinguidos los agrónomos Luis Martínez Villicaña, Gabriel Valdovinos de la Peña, Jorge Díaz
de León Valdivia, Jesús Muñoz Vázquez, Sergio Reyes Osorio, Oscar Castilla Pérez, Ramiro Hernández García y Cruz López Aguilar, entre otros.
El viernes 15 de febrero del de 2017, tuve el alto honor de recibir esta presea por parte de la Confederación Nacional Agronómica, cuestión que me llena de orgullo.
La cita fue a las 11 de la mañana en el auditorio “Valentín Gómez Farías” de la Universidad de Guadalajara cito en Liceo y Juan Álvarez
Saludos
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